-¿Me estás diciendo que no le preguntaste cómo se llama todavía? – dijo Natalia, que no daba crédito de esta situación.
-¡Es que no se dio! – respondió Clara, un tanto frustrada. –¿En casi una hora que se ven por día, no se dio que le dijeras: hola cómo te llamas? -, no es algo que se da o no se da. Es solo cuestión de preguntar.
Clara levantó los hombros y no pudo responder. Se moría de vergüenza después de estar hablando varios días, de preguntarle cómo se llamaba.
-¿No te parece medio raro estar hablando con una persona, compartiendo los almuerzos y no saber cómo se llama? –preguntó Natalia intentando generar en Clara la necesidad de averiguar su nombre. –Bueno, si es raro. Las personas cuando se conocen lo primero que hacen es presentarse y decir su nombre. ¿No? –dijo Clara dubitativa. –Exacto, Clari. ¿Por qué será que no te lo quiere decir? –dijo Natalia perdiendo un poco la paciencia con este lector sin nombre.
Clara no quería pensar mucho más sobre el tema. No sabía cómo preguntarle el a esta altura el nombre. Tampoco entendía por qué él nunca le preguntó el de ella. Eran dos conocidos sin nombre, lo cual no es normal, pero internamente lo sentía muy emocionante.
el nombre es lo de menos…es la compañía…es sentirse acompañado…dos soledades…Besos vacío
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Totalmente de acuerdo, compartir ese momento es más importante que una mera identificación. Besos! Te ha pasado de conocer a alguien y no saber su nombre?
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sí, he conocido personas que solo dejan una sonrisa, una palabras, un gesto para desaparecer…fueron instantes signifcativos….la vida esta llena de ellos…Besos al vacío
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¡Adoro esos instantes!
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