-¿Qué lees? – una voz resonó y la desconcentró. No apreciaba que la molestaran en su hora de la comida, y menos cuando tenía un libro en la falda y su mirada en él.
Levantó la vista. Si bien estaba sentada en un banco de plaza y sentía gente ir y venir de vez en cuando, aprovechaba a abstraerse en la lectura al solcito. Su enojo pareció desaparecer –¿Qué? – dijo Clara mirando a ese hombre castaño de sonrisa gigante.
-Preguntaba ¿Qué lees? – y la miró fijamente esperando una respuesta. Tenía en su mano un libro también y una bolsa de papel con comida. Seguramente serían empanadas pensó ella, empanadas de carne.
-Estoy leyendo un libro de Agatha Christie, me encanta resolver misterios al mediodía ¿y vos? – mientras hablaba se preguntaba por qué estaba dando tanta información. Él, que ya estaba sentado a su lado, la miró y le preguntó – ¿lo leerías en voz alta? –
Después de implorarle un poco Clara accedió a leer en voz alta. Ninguno de los dos contaba con mucho tiempo para almorzar y de esa forma podían comer y leer al mismo tiempo, o esa fue la explicación que él le dio.
No tardaron un capítulo en darse cuenta de que esta forma de lectura era más entretenida. Era más pausada y más conversada de la que ella estaba acostumbrada, pero a la vez lograba disfrutarlo.
Hasta que en un momento él miró el reloj y dijo – Bueno es hora de volver, marcá dónde quedamos y mañana nos volvemos a encontrar acá a las 12:30, ¿te parece? –
Clara no sabía muy bien qué responder, al principio le pareció que este señor le estaba dando órdenes y disponiendo de su tiempo a su antojo, pero a la misma vez no quería que terminara este momento y él le estaba dando una solución, podía ser simplemente una invitación para mañana. Con una sonrisa pensativa respondió –yo salgo a las 12 a almorzar – la miró y con un gesto con la cabeza, cual reverencia, se despidió diciendo -hasta mañana entonces, en este mismo banco y en este mismo libro. –
Clara sonrió ante la ocurrencia, todo parecía un sueño, no quería ver el reloj porque sería como despertar. Metió el libro en la cartera y volvió a la oficina.
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