Había algo en los patrones que la calmaba, creo que era la seguridad de saber qué es lo que viene después. Sabía cómo funcionaba. Se lo encontraba y era todo primavera, sonrisas florecientes charlas eternas y miradas que desvisten. Cada conversación los unía más, cómo puntadas. Un amor hecho costura que los convertía en una prenda. Pero después de eso, de sentirse invencible y completa, venia el invierno. Siempre venía un invierno, la distancia, la separación y el vacío. Lloraba hasta ahogar sus recuerdos curaba cada herida, donde estuvieron las puntadas para verse otra vez entera, y volvérselo a encontrar. Sabía cómo funcionaba. Se tiraba otra vez por ese tobogán que da cosquillas en la panza y hace reír mientras baja, para terminar despatarrada en el piso otra vez. Quizás por eso reincide, para alcanzar la calma de saber qué viene después.
Patrones

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