Tantos días han pasado
que ya he perdido la cuenta
Nuestra rutina ha cambiado
por la alerta virulenta.
Con nostalgia del pasado
recordando siempre atenta,
lo que debaba por sentado
que hoy deseo y me tienta.
Dar un paseo calmado,
Ir por la rambla contenta,
Algún burako jugado,
Aquella charla que alienta.
Montevidedo se ha aislado
y el silencio desalienta.
Pero siempre que ha empezado
ha terminado la tormenta.