Déjame entrar en tu pensamiento
como lo hace el ángel de la guarda.
Adentrarme en tu conocimiento,
y hacer como cuando él lo resguarda.
Permíteme ver tu abatimiento,
transformándolo como aquel mago,
en el más dichoso sentimiento
con tan solo un oportuno halago.
Sol, confíame tus sentimientos,
esos rayos que inundan mi vida.
Que me mantienen en crecimiento,
sin permitirme el estar perdida.
Concédeme ese único momento
para yo saber si es real mi sueño,
o parte del enamoramiento
que me hace vivir en un ensueño.